No necesitas crear lo que ya está sucediendo
Hemos visto con anterioridad como la mente se mueve entre los recuerdos del pasado y las proyecciones de futuro. Cuando remueve el pasado suele ser para traer sentimientos de culpabilidad, arrepentimiento e incluso a veces recuerda situaciones pasadas con la increíble intención de cambiar lo que ya ocurrió y no es posible transformar. A veces incluso nos repite una y otra vez discusiones en las que “perdimos” y las vuelve a imaginar con nosotros como “grandes vencedores”.
Esta es una espiral que no tiene fin porque proviene de la sensación de carencia muy común en la mente distorsionada y que nos crea una gran confusión y pesadez mental.
Con las idealizaciones vemos que sucede algo muy semejante. Puede parecer que proyectar de una forma agradable e idealizada acerca del futuro sea algo más positivo que recordar el pasado, pero en realidad estamos ante el mismo engaño, ante el mismo mecanismo de huida del momento presente.
Esta distorsión proviene de la misma sensación de carencia basada en las creencias “todavía falta algo en mi vida para completarme” “este momento no es suficiente” y “yo todavía no soy suficiente en este momento”.
Estas tres ideas que alberga la mente son los pilares fundamentales sobre los que se asienta su sensación de carencia y la necesidad de evadirse del momento presente para refugiarse en el pasado o en el futuro.
Este movimiento mental descontrolado nos impide darnos cuenta de la sencillez y naturalidad del momento presente. Si creemos que a este momento le falta algo o tenemos una profunda sensación de estar incompletos no podremos apreciar eso en nosotros que ya está completo y no podremos relacionarnos con este momento tal y como es.
¿Cómo podemos empezar a sentirnos más presentes, más enraizados en este momento?
Utilizando nuestra arma más poderosa, la atención. En cada momento de nuestra vida lo que estamos viviendo es eso en lo que nuestra atención está enfocada, por eso es tan importante aprender a dirigir nuestra atención hacia lo que nos ayude a estar presentes, conscientes y relajados.
Y con esto no estoy diciendo que si sentimos tristeza pongamos atención en la alegría o si sentimos rabia pongamos la atención en una imagen de tranquilidad. Es importante entender que intentar sustituir una emoción “negativa” por otra “positiva” implica que estamos rechazando la que no nos gusta e inconscientemente estamos en lucha contra ella, con lo cual, pasado un tiempo esa emoción volverá a surgir porque no le hemos dado el espacio, la atención y el tiempo que necesitaba. Uno de los mayores miedos que tiene la mente es sentir lo que no le gusta, así que intenta evadirse empezando a imaginar o proyectar lo que si le agrada. Puede dar resultado en el momento, pero a largo plazo las emociones que no se afrontan directamente tienden a enquistarse en patrones mentales y corporales.
Ya hemos profundizado anteriormente en permitir que la atención descanse en el movimiento de la respiración, pero quiero insistir en ello porque es algo tan sencillo, tan natural, tan básico, tan obvio, que por eso mismo nos olvidamos muy fácilmente de ello, volviendo a involucrarnos en el barullo mental sin darnos cuenta.
Ser conscientes de nuestra respiración es una práctica, que al convertirse en un hábito, mejora nuestra calidad de vida en todos sus aspectos.
Vale, pero ¿cómo lo hago? La mente siempre quiere una instrucción de cómo hacer las cosas… Simplemente se consciente de que tu respiración está ocurriendo y permite que ocurra tal y como está sucediendo…
Entonces, ¿no hago nada? No. ¿no busco nada? No. ¿no intento conseguir relajación? No. Simplemente, se consciente de como la respiración sucede, no intentes cambiarla, hacerla más lenta o dirigirla. Simplemente mira lo que está sucediendo y permite que ocurra. Este “no hacer” puede que ponga muy nerviosa a tu mente, debes tener paciencia, ya que es sólo una resistencia que se irá diluyendo a medida que profundices en la práctica.
Me gusta mucho insistir en esta consciencia sobre la respiración porque es una de las claves para dejar de considerar la meditación como un ejercicio que empieza y termina. Y es una de las claves, porque la respiración está siempre sucediendo, así que puedes ser consciente de ella en cualquier momento, caminando, limpiando, leyendo, meditando, escuchando música, en el cine…SIEMPRE.
En cada momento el movimiento de la respiración sucede para que tú seas consciente de él y te reconozcas en el presente como eso que se da cuenta de cómo la respiración se mueve.
Y de la misma forma que la respiración sucede en cada momento, las sensaciones en el cuerpo y la consciencia de sentir tu cuerpo también están ocurriendo durante cualquier acción.
Y todo esto lo hacemos para ayudarnos a “darnos cuenta” no a crear o imaginar lo que somos, sino a reconocer lo que ya está aquí, la sencillez de simplemente existir, de simplemente ser, la profunda realización de que ya eres todo lo que tienes que ser, de que no falta nada, ni en ti ni en tu vida.
Permitir que la atención descanse en la respiración nos ayuda a estar presentes porque la respiración por sí misma es neutra, es decir, no tiene ninguna emoción asociada.
Para un momento y siente.
¿Puedes sentir el movimiento de tu respiración en este momento? ¿cómo es? ¿superficial o profunda? ¿rápida o calmada?.
Simplemente se consciente de como tu respiración sucede, no intentes cambiarla o dominarla, sólo se consciente de como el aire entra y como el aire sale….
Mi recomendación es que inhales por la nariz y sueltes por la nariz. Si te resulta difícil exhalar por la nariz puedes hacerlo por la boca. La respiración nasal es más sutil y ligera, aquietándonos de una forma sencilla y natural.
Tómate tu tiempo para sentir tu respiración, para vivirla… puede parecer algo sencillo, pero hay muchos matices en ella y puedes darte cuenta de sensaciones muy sutiles en su movimiento.
Te invito a que durante todo el día seas consciente de tu respiración. No intentes manipularla, sólo deja que suceda y observa cómo va cambiando según la situación que estás viviendo o según el estado de ánimo que sientes. Siempre que tu atención se vaya al pensamiento dirígela de una forma amable de nuevo a sentir la respiración.
Es una práctica muy sencilla pero muy profunda. Contempla esto durante unos minutos…

Puedes darte cuenta, después de todo lo que hemos visto, que tu atención es una de las herramientas más poderosas que tienes. Allí donde pongas tu atención eso es lo que estarás viviendo. Pon la atención en los pensamientos y vivirás proyección, confusión y necesidad de control.
Pon la atención en la respiración, en la consciencia del cuerpo y reconocerás esta sencillez que ya está aquí, el espacio interno que te acompaña siempre, incluso en medio del caos más absoluto, tu silencio interno está siempre contigo.
Te invito a que utilices tu atención como si fuera un tesoro, como si en eso en lo que pones tu atención estuvieras invirtiendo lo más valioso para ti, de esta forma seleccionarás mejor donde diriges la atención y que es lo que potencias con ella.
Aquí te dejo unas frases que te pueden servir de ayuda durante el día, puedes escoger la que más te llegue o crear tu propia frase…Recuerda que no son frases para repetir sin más, son frases para vivenciar y reconocer eso a lo que la frase se está refiriendo…muchas veces vale más decir la frase un par de veces y quedarte en silencio que repetirla de forma mecánica sin intención…
Me permito soltar el control, estar abierto y receptivo
Respiro y siento que este momento es suficiente
Reconozco la paz que ya está sucediendo, soy esta plenitud que ya está aquí
Te dejo también un meditación guiada que te ayudará a sentir esta presencia consciente de una forma sencilla en pocos minutos, que la disfrutes 🙏❤️
Recuerda siempre intentar extender la práctica a cada momento del día. Esto te permitirá vivir el hecho de que la meditación no es sólo un “ejercicio” con un principio y un final, sino un estado de consciencia desde el cual vives y te relacionas con lo que sucede en cada momento.
Disfruta de esta práctica, porque es un auténtico tesoro… Un abrazo.

